Dos veces a la puerta toco
Al final de la calle
Su calor me cobijo
Abre doña chole y su hija soledad
Anda buscando a alguien
Lo has visto por aquí?
Tiene el perfil de un perro
Ojos ígneos perseguidos
En la boca un repertorio
De disfraces de ocasión
Aquí lo vi pasar
Con el corazón despeinado
Un furtivo caminar
Disimulaba sus ojos y manos
Refugiadas en sus bolsas
Devinieron ensoñadas
Sobre las calles embarradas
En alcohol arrumbado
***
Canción embarazada
Inefable este momento hecho carne y tiempo...
Carne para reposar tus tibios besos
Tiempo para respirarlos
¿Quieres violar?... te enseñaré.
Sabes algo extraño
Sabes algo extraño
Cuéntame algo
Cuéntame en algo
Sabes a muerte....eres de azúcar y canela.
Justo es este momento y por fin me sentare a lomo bolígrafo, ay de mi si no se me ocurre algo. ¡Ya se! Me leeré entre líneas, contare lo del monte y lo del amor, lo del jardín y los celos. En medio de este chubasco sale a relucir tu tristeza, tu verduga tristeza cara, sorprendida a un grito de llanta, impactada por la mujer en el bar que parece gritar, desesperada, ahogada de vez en vez en sobras de las cerveza que fueron de alguien que un día estuvo ahí, con ella.
Yo estuve en su jardín. Sentado en una de sus bancas estoy. () paréntesis en la forma de tocar ese acompañamiento.
Todas las noches y cosas distraen mi atención, por momentos se me olvida hablar con la mirada de los que ven desde el jardín mecido en sus ojos de espejo limón, tranquilos, ávidos...es que quiero cortar una rosa del edén?
Mecido en las flores de Epícuro en el edén “bienvenido viajero..aquí el placer es primero” y yo pienso y pienso y dejo la puerta abierta:
Escucho al mutuo socorro y espero y pienso si en verdad hay cosas que tienes que soportar o solo te vuelves adicto. Luego...
- ¿Qué tal? Luces bien y ya es de noche.
- pasa, estas en casa. Toma asiento y dime como sabes del dolor y el enojo a un mismo tiempo...
- quiero agua...a que te refieres?
- Divagaba...pensaba si cuando cierres la puerta estarás de este lado o seré un espejo con el reflejo de tu te en mi mano...
- La puerta está cerrada. Yo sostengo el té.
- Estoy tan acostumbrado que no me detengo a pensar en el día ese de mi vida del que no me acuerdo.
- El té esta caliente...el día frío.
- Anda pues, si se trata de desnudos date prisa, el tiempo fluye y aun estamos de gabardina, tibios y fríos de miedo
- Sigues hablando y tengo calor y frío...
- Cuando tienes calor buscas algo para matarlo o esta invitado a la fiesta?
- Me gusta como suenan tus zapatillas cuando llegas y caminas dirección a mi...
- A mi me gusta el te...
- Me recuerda tu mirada
- ¿el te?
- No.
- Me perdí de algo.
- De casi nada...solo paso una dama con zapatillas que exhalaban gritos guturales dotados del arte de la narración y la rítmica...
- Toc toc!
- ¡Servicio de limpieza!
¿Son monstruos verdad? Y son enormes, ¿no crees? Se alimentan de algas marinas, terrestres y de sobras de cerveza. Veo las almas que se buscan de par en par, otras entrañadas dicen adiós y me acuerdo de las cenizas y la miel en una mezcla homogénea que tomo mi cuerpo como el veneno a Romeo o la Cicuta a Sócrates.. en aquel bosque nocturno mis ansias en la luna hacían aquello contrastante de vez en vez, luna café de pedir perdón y regresar el sentimiento con su ancla al fondo, flecha de corazón partido en dos....un día me haré estiércol, otro día tiempo...
Otro día música
Otro viento
Otro suelo
Otro olor
Otro perro
Otro pavimento
Otras...cenizas.
***
Chaquespeare.
Y al fin una chispa inesperada, la que hará arder este fuego que aun no se si tengo dentro o lo estoy esperando llegar en el respiro de las doce, en medio de estos instrumentos de viento de la madre de corazón atómico que perdona todo, que disculpa cada átomo que estorba. Estoy contrariado, estoy con una angustia seca, lejos de casa, a cientos de kilómetros de donde duermo a mis anchas y aunque aquí no hacen falta cobijas, allá me espera una banqueta, una esquina, una azotea, un cielo y algo con que taparme del frío de la noche sin tocar tela alguna, en el fondo no hay algodón ni lana que lo cobije a uno de esta enfermedad incurable que grotesca y nefastamente se llama comodidad.
Descanso mis ojos en los anillos que tengo condenados a mis manos, quiero salir a gritar a la calle y después en silencio escucharme sollozar. Ah! Ya se! Que todos escuchen que estoy inconforme y que quiero gritar, que quiero conocer a Tchaikovsky para que narre con música este dolor indolente, inefable angustia muda del grito que tengo encerrado en la estatua en la estatua que estoy convertido. Me cagan los pájaros, estoy parado en la calle y la gente me mira, sabe que vengo de lejos, se detiene a mirarme y después de un leve instante, casi imperceptible, se acuerda de sus cosas y se va, y yo quedo triste como el gran Mike azotea, y con estas ultimas ideas empezaba aquella tarde de verano en la ciudad vestida de banquetas de tarde y de noche que el viento ha traído para mi de un paseo largo, de un lugar desconocido hasta entonces por mi y sin embargo, como un extraño encontrado en una vieja central desconocida tomo mi maleta y recorro los rincones de las cosas y recuerdo el miedo y lo extraño que parecen ser cuando no entiendo porque pasan a veces frívolas y nos muestran su sarcástica y delicada sonrisa, y saltan llamas y nos prendemos fuego.
Me encontraba yo despertando del sueño de hacerle el amor a la mujer que un día antes había echado la noche entera en mi alma de jarrón ornamental, cuando del país donde nunca las cosas encuentran caminos equivocados, el país que ve nacer los pensamientos que llegan y saludan y nos hacen suyos y nosotros a ellos y a la voluntad de decisión y a lo que los mas optimistas llaman libre arbitrio, desde aquel lugar, llegó esa descabellada idea de buscar laxitud en el Chaques, un solapador de alegrías y tristezas con el que últimamente había tenido ratos dignos de contarse oportunamente. Déjenme hablar de Chaques, es un joven delicado al roce de pensamientos mundanos y extraterrestres, que hace como que no distingue el bien del mal, cosa que me encanta porque encaja sin dificultad con mi naturaleza imparcial hacia ese tipo de vanidades. Después de tomar la decisión de ir a buscarle, no sin antes tomar el desayuno endeble que me abrigo la mayor parte del día, bajo la daga candente del sol que dejaba caer carcajadas ardientes en mi piel. Mi sombra toda fluctuaba en el suelo. Era verano y en tierra caliente la época de calor hace que las sombras se mueran de risa y cosquillas en el suelo, al unísono con el sol, sombras contagiosas de alegría que incitan a bailar. Una sombra baila sola, confiesa, dos hacen pareja, tres platican, 4 planean, nosotros éramos más de 4, que hacíamos nosotros?
Caminaba el reloj impaciente, de su mano agarrada la gente, sin tiempo a la deliberación, llevamos tanta prisa para llegar a no se donde como si jugáramos a ver quien le da mas vueltas al circulo en menos tiempo.
Hacia las 12:30 de la tarde, esos 40 grados derretían el ultimo de alcohol remanente en mi cuerpo, Ven mientras tanto “rayaba” a Rodo en pleno calor.
Los ánimos arriba y un “chongo” frío, daba la vuelta a la velocidad con que mis ojos lo seguían.
Las animas arriba de un cigarro con diámetros irregulares, decidido nos firaba fijo los ojos que nos seguían. Ojos atentos que se habían vuelto impertinentes y, torpes recorrían mis impresiones por aquella escena que al momento me resultaba casi insospechable si me hubiera imaginado que cruzaría mi vida ese día por la mañana.
El cigarro y el chongo habían dado la vuelta completa y en esa rueda de la fortuna se subía mi paranoia que, después de un rato corrió a mis brazos como un niño de nueve años a los de su madre después de un día de feria, el pequeño soslayo desapareció a la velocidad que desaparecieron las palabras que le dije a Chaques:
-Mira esa nena
-Ah si
Su respuesta era tan natural como indiferente, inquirí que la conocía y pregunte:
-¿Sabes quien es?
-Si, es la vieja del Rodo
Y aquí viene la memoria...Rodo era el joven sentado en algún lugar del perímetro del circulo que hacíamos en aquella banqueta, el mismo al que le tatuaban una “R” verde pajizo en su anaranjada espalda. Cuando yo llegué erosionaba el sol la “R” en su piel mientras una sombra terca en el suelo gritaba y gritaba para que nos cambiáramos de lugar. Cambiamos de lugar a donde las sombras se confundían y recostaban liudas al filo de la tarde, donde el flagelante sol se convierte en una alfombra hóspita; o al menos algo así escuché.
Era la azotea mas increíble que jamás había visto, llena de hojas y recuerdos, de flores, olores y colores y matices. Nuestra azotea se alzaba como larga bocanada en lo alto de una casa. La distancia exacta de suelo a suelo eran doce escalones o una respiración contenida.
Tierra macisa y basurienta es el suelo de aquellos lares, a doce escalones de ahí sobre el concreto y hacia la izquierda se alzaban las dos únicas habitaciones que se llenaban de magia y alegría por una señora hinchada y la pequeña Anís, personalidades que se confundían con el fulgor de los tendederos con ropa semihúmeda colgando y las ocho sombras que robaron la atención de mi tarde...estos eran: Chaques, Vende, Rodo, Liga, Locoyo, Dalí, Brea y por su puesto? Yo.
Empecé a gritar para mis adentros: ¡déjenme suelto como papalote desde los aires!. Si me aferrara a Descartes diría que estamos en el tercer cuadrante del terreno completo que circunscribe el titulo de propiedad, acá en un rinconcito estamos, como este pensamiento insano al que la moral a cargo de las decisiones no dejan salir, inexorable pierde sus encantos apenas esté de buenas o haya perdido una cruenta batalla contra Morfeo, donde reinan los sueños, donde todo pasa por que si, donde vive la voluntad pura, la elección permanentemente atemporal.
Aquí en este pedazo de mundo aun no entiendo a nadie.
El soldado cigarrillo da otra de sus vueltas de rutina. Humeante nos mira de lleno: el que se ponga nervioso es sospechoso de tener habitaciones vacantes para esta paranoia desamparada. Informe, el cigarro hace que todos estemos de buen humor aquí, bajo el árbol de características indefinidas traído de algún extraño lugar de la tierra.
Silencio.
Un soplo de viento y empiezan los rumores de Rodo que decía: “de una vez que venga el otro” e impaciente siempre espera el otro, siempre espera más, y siento como si esperara un tren que pasa y pasa frente al el y nunca se toma la molestia de subirse, con la mirada abierta siempre esperaría otro y otro tren, hasta que uno lo llevara justo a donde quería llegar. – Uno espera siempre su tren y receloso, guarda el lugar a donde quiere llegar como el mas invaluable de los secretos, uno siempre imagina el lugar a donde quiere ir y nunca se lo cuenta a nadie, hablamos sobre viajes y sus aventuras correspondientes como esta que asaltaba la cabeza de Brea: quería llenarse el pecho de humo, lo pedía sin mas reparos.
Brea
Brea que paso frente a mi junto con la tarde. Redentora. Brea es sencilla como las once, acuesta sus pestañas diurnas en los muslos de los caprichosos, redime berrinches alcoholizados en la noche, se bebe el calor de sus heridas, de esas sensaciones de las que somos promiscuos a sentir en reverberantes vicisitudes, agonizantes respuestas, “patadas de ahogado” amor de “paquetito”, calidez sin reproches, sin el mórbido deseo de propiedad, de las que todo perdonan, no, mejor aún, de las que tienen esa extraña ligereza para tomar la vida más liviana, sin interés, de las que cobran más que dinero, de las que piden sorpresas antes que dejarse caer en la noche, de las que han visto de frente la calle y viven un sórdido romance con ella, mas allá de compaginaciones, mas que tener cosas en común se gustan una y otra, a brea le gusta la calle, la calle la reclama cada que respira, calle amiga suya, calle que la amamanta al tiempo que se chupa el pulgar, me da risa cuando piensa que la calle le mira los calzones y los ojos se quedan mirando, se piensan las dos tendidas boca arriba poniéndose estrellitas en los párpados “pa vernos mas bonitas” decía, se miraba en su espejo de calle, porque su espejo también es de calle, y afinaba sus chapas y, su sonrisa y la del espejo se hacían una sola cuando pensaban: no pasará auto alguno hasta que acabemos de contarlas, dos sirenas nocturnas que silbaban y, Brea taciturna, liviana abría las piernas a la noche de los párpados caídos, su alma no da pa’ más, su alma solo soporta lamentos y barre el patio de las neófitas lloronas, íntimas suyas de la infancia, compañeras de vecindad, acaloradas vírgenes con la frente caliente, con las velas apagadas, escuchando ruegos, cumpliéndolos sin más...ante nosotros se levantaba el telón, a una orden suya éramos la audiencia, representaba escenas increíbles, hinchada de la infancia dábase solaz con los insensatos pensamientos que cruzaban el éter, nos leía la mirada y “sabía” lo que cada uno quería...estaba curada de espanto. Una especie de enamoricamiento me fragmento en varias partes divididas entre la cabellera de Chaques, Rodo; Dali y, como una especie de fondo teatral, mi vista llegaba a gatas y se echaba en Brea.
Fuera hipocresía, fuera verborreas gratuitas, este es el momento y todos los sabemos, unos mas despistados que otros pero todos estamos al tanto que igual y regresa el shumaker levi 9 y nos hace trizas sin tiempo a despedidas, eso todos lo sabemos, hacemos comentarios como “mañana te podría cargar la chingada” o “cuidado con doña espantona...anda cerca” lo pensamos cada rato y el eco de nuestro pensamiento no deja ningún rincón vacío, atrae nuestra atención con sus melosos encantos y nos toma distraídos...y quien no se distraería cuando de repente como en el mas espectacular de los Sunamis Brea jala el gatillo de sus palabras y sale una buena ráfaga de ellas alcanzando a todos, esta excitada después de su silencio, es presa de la euforia, repite cosas como “si yo quiero, puedo coger con el que quiera de ustedes”, tal es su psicología. Toma de rehenes un par de tabacos y amenaza romperlos si alguien se mueve diferente a su sinapsis, sus palabras disfrazaban lo que para Rodo es mas importante la caja de tabacos que ella esta a punto de romper, hay que tomar cartas en el asunto
-te voy a tirar
-no me tiras. Eres puto.
-Siguele pendeja...
Todos reimos ante tal situación. Luego.
-Ya ves, eres bien joto.
Rodo tomo su alma violenta y le echo en la cara a Brea, la tomo de los brazos, la sangoloteó y las ideas de Brea salían disparadas de su cabeza.
-¿crees que no te aviento?
-Nombre, eres puto.
-...
Una sombra baila desnuda, dos recogen la ropa y la cuelgan en los hombros de las tres que se ven llegar, cuando en el silencio, con el pico bajo, cuatro sombras barren los restos que hubo aquí en el cenicero y empiezan a cantar una canción adolorida, gritos guturales de plañideros hipócritas...”todos, pero todos, somos círculos dando vueltas unos encerrados en otros, concéntricos en pensamientos y actitudes, Dios con su cintura fina y delicada juega al “ula ula” con sus niños perdidos en círculos extraños pero concéntricos, no hacia falta más, no se necesitaba mas para embeberse en el embriagante alcohol de cortarse las venas al saber que la unión de todos los invitados de la fiesta era la soledad que existía en el centro de toda la escena que entre todos dábamos vida, la estepa en que cada uno vivía y contaba, la soledad que nos atraviesa de un costado a otro como la espada del hada al mago que lleva siglos enteros sentado, lloriqueando en su bosque encantado, correteándose la cola como perro para encontrar a su hada y pedirle que retire su espada, que calme su dolor y, henos aquí convertidos en magos con la magia escurriéndonos en lagrimas que se marchitan al probarnos los labios sin entender –y probablemente nunca lo logremos- que quizá no haya necesidad de peinarle el cabello a nuestra incondicional hada, que quizá solo necesitemos sentir su presencia, oler su perfume para saber que cada noche se queda quieta en nuestra cama, y soporta nuestras caricias alcohólicas y tercas, que no es tanto necesario perseguirse la cola todo el tiempo para saber que nos ama tan profundamente como para no dejarnos un segundo solos”.
Y así, taciturno decidí regresar al desierto del que salí sin saber a donde me dirigía y ya en casa de nuevo permanecí dubitativo sin entender porqué apenas eran las 3 de la tarde.
***
Claustro Retórico
Paredes y ventanas resultaron ser pretextos
Aire y humo azules
Animales escondidos en un cajón
Cuentos de brujas tristes
Inquilinos morosos
en la boca de un hada amargada
Y una lagrima derramada
En un vaso de cristal
El canto y el aroma
flotan muertos en el aire
embrujada la princesa parece
por el hada, su piel y su sangre
El espejo y su hijo
a punto de salir de viaje
solitarios y cansados de hablar
contemplan sus miedos mutuos
mudos parecen estar…
***
Depresión
Es el mar que me tiene entre sus garras, me levanta una ola, otra me baja, me sacude la brisa a mar abierto. He salido de casa a 9 nudos por segundo. Recién desperté. Tengo el estómago y el alma naufragando, ya di vueltas, ya volteé para todos lados, no he encontrado nada...nadie. era la velocidad, esa adrenalina de echarse amar adentro sin voltear, sin llorar. Era quedarse ciego de no tener nada que ver. Es estar en primera fila y grabarse el guión completo de ésta para un segundo después olvidarlo. Es la avidez de tu boca lo que me hace prometer nunca volver a tocarte, escupir tu saliva cuando ya me la tragué y beberla de nuevo una y otra vez con los ojos cerrados, oírte respirar debajo de tu cabello y quedarme dormido y amanecer sin ropas, detrás de tus ojos. Es hacer minuciosamente las maletas para partir aleatoriamente, sin destino llegar a la estación y dejarse perdido en ellas. Es encontrar un niño desamparado en la calle, para abandonarlo hambriento en un basurero. Son las lagrimas que me escurren hacia dentro y hacen la mar y hacen las olas y la brisa y me deja embadurnado en la arena, empapado por las cosas que llegan, saludan, y se van y mandan saludos de mundos lejanos; constantes deja vu que ponen el dedo en la llaga con irónicas postales que llegan descalzas y se mezclan entre las gentes que hablan con la mirada perdida, que esconden su figura detrás del espejo, burlonas con los ojos llorosos de tanto reír para después secarse las lagrimas al sol...sin llorar.
***
Remanente Solitario.
Para ti solo quedé yo
Para ti no tengo palabras bonitas ni miradas profundas ni labios mojados
Ni siquiera pasión
Para ti solo yo sin ropas
Si has de preguntar algo hazlo ya! No esperes a que seque la mascara en mi cara esta vez solo el sonido y solo tu voz.
Te digo que hoy no quiero la forma en que te mueves hoy quiero tu frente de cien brazos y tus manos abiertas para sentirme arena entre tus dedos escurriendo
¿De amor? ¡Eso ni tocarlo! No se lo que quiero y no quiero lo que sé, solo quiero quedarme inerte viendo como temblorosa te desnudas, morderme los labios para no aventarme sobre tu espalda y darme cuenta que ahora soy yo el que tiembla en las cuentas del amuleto en que empecé a creer cuando tocó tus manos pues en las mías mañana habría muerto.
Sabes? Soy un hipócrita fingiendo oquedad.
Sal de aquí lo mas pronto posible, esta vez yo me conformo con el intento de beso que dijiste sería el secreto que guardarías como el ángel que te cuidara mientras no este contigo.
Que si estaba pensando en ti antes que llegaras? Ni siquiera me acordaba de las ganas de descansar la cabeza sobre un hombre dulce...sin sueño.
No pensaba siquiera en enseñarte los ojos que durante algún tiempo no sacaba del cajón siniestro en el que recuerdos, deseos y un poco de amor se empolvaban quietos sin esperarte, como el mejor de mis planes: sin plan.
Y al final de cuentas si jugaste conmigo no me importa, ya no me interesa si estuve dormido o me tuviste un momento despierto, distraído con un poco de amor empolvado, al que tu boca desnuda tomo por sorpresa. El suave viento de agosto llego y dejo tan limpio que nadie me reconoció aunque solo fue un momento.
Y ahora te pido un momento, un instante para quedarme viendo stared la llama de la vela que prendí sin saber que quiero que te vayas lejos o te quiero mañana de regreso, pero es que esto es inevitable, se podría tomar sus precauciones, pero es que es tan tibio!
***
Desamor
¿Que era si no estar los dos solos mirándonos las fases de la luna dentro de los ojos? ¿qué era si no escupirnos la cara con filosas verdades y arrancarnos el estómago a mordidas con la prisa del caracol para llegar al mar, ¿por qué nos quedamos sin saliva? Dejamos que el caracol se suicidara de miedo la noche en que la luna menguante temblaba de frío al verme sin brazos, con la frente despeinada de cosas que tañeron mi corazón suspendido y lo dejaron sonando, escuchando ritmos que hicieron inefables contoneos oculares y, de repente la fiebre del suicida en un vaso derramada ¿por qué?
Con voluntad suficiente me había sacado el corazón para partirlo en dos. Se suponía que lo machacaríamos entre ambos, alimentarnos y vivir de él, ése era el pacto, de eso se trataba no de taparme la nariz y hacer que me lo tragara sazonado en hiel, no se suponía se me quedara atorado en la garganta, agarrado con todas sus fuerzas de las paredes del esófago ni hacerlo resbalar con tragos de la fiebre del suicida desconocida hasta entonces.
Me tiene pensando el asunto, me arden los ojos y se que no habré de tocarlos o caerán lacerados rodando por ahí, y me quedaré ciego e incierto y subiré a recorrer deseos a la velocidad del pensamiento, a lamerme tus labios que todavía me duelen, que todavía espero verte cruzar la puerta sin tocar y entrar a toda velocidad en mi habitación y encontrarme con el mar en la venas que moisés y mis locuras dejaron abiertas.
***
Estrellita Lacónica
Para mi amiga la estrella fugaz.
Gloria in exelsius Deo que llego de la profundidad de la sombra que habita en las estrellas, empapada de perfume nocturno, agitando sus chapas en el espejo del mar, oh! Mar que sus ojos fermentas en un frasquito y los vuelves delfines traviesos que brincan y lucen su lomo de luna llena y miran los míos buscando verdad, encuentran mantarrayas atisbando las profundidades del mar, luego, distraídos y ligeros, los delfines escondieron sus ojos debajo del mar, perdidos entre caracoles que cobran vida y fulgor, cambiando la vista lacónica de la manta raya por un poco de miel en el paladar.
De un “barco ebrio” un polizón ha amarrado un ancla a su pecho y ha descendido curioso y exaltado por semejante brillo ecuóreo, librando estampidas de hipocampos, miedos dubitativos mutando a párvulas imaginaciones que, como si cosechasen, encuentran un tesoro inesperado y regresan a casa con él, asido en el puño cerrado, después de la larga noche acechada por la tormenta de adrenalina que dejó el aroma de aquellos delfines la vez en que todo parecía comenzar y terminar como la vida y la muerte...de una sola vez.
El corazón del polizón fue capturado in fraganti hurtando el tesoro, las olas han vuelto a poco su cuerpo tibio y libido a las insuave bajamar. Luego, íngrimo, ya sin antifaz, devino lagrimoso, devino niño insolente, risueño, perdido al tacto, para después, taciturno, dejar la vista perdida en la mar.
Todos los poemas tienen lobos detrás de las letras escondidos; en este bosque ¿viven paliados de ovejas impolutas o permanecen genuflexos de emoción con el maquillaje corrido?
***
Demencia policíaca
Sembraron ojos misteriosos que te quieren ver
Pisándose su sombra sin saber que haces
Pasan la calle y no dejan ser
Estoy temblando; no se por qué.
Piensan que ladras pues no saben hablarte
Dicen que te aman y no saben tocarte
Haces que mueres para no dejarlos ciegos
Dicen que hueles pero no saben a qué
Si tienes miedo lo mejor seria correr
A donde tengas escondido tu poder
Sembraron ojos que no pueden ver
En escobeta de bruja vuelan y se arrastran
Se hacen ciegos de vez en vez
Luego regresan a inventarse un placer.
Si tienes miedo lo mejor seria correr
A donde tengas escondido tu poder
***
Insmone
Justo cuando mi sueño esta distraído me pongo a pensar en ti, se pegan como moscas las ideas a mi cabeza y me las espanto con risitas que se escapan de mi y, de puntitas juegan en tu jardín.
Una vez leí: “todo está ahí inmerso como en la alcoba de un moribundo donde se anda quedo y de puntillas para no despertar el sueño del convaleciente” todo y todos actuando despacito “bajita la mano” actuando todos.
¿por qué se le irá el sueño de repente a uno? ¿por qué uno ha de escuchar su corazón atento y escuchar como el reloj gotea el tiempo y el sueño no llega? No sé. Quizá porque uno se disfraza hasta cuando se ve en al espejo.
¿te has visto detrás del espejo? Yo te he visto detrás de espejos y, ¡claro! En espejismos. Eres mi insomnio favorito, esa agridulce sensación de estar con alguien que hace parecer que el único lugar donde dormiría tranquilo serian sus cálidos ojos.
A veces me preguntas: ¿de qué te ríes? y me da curiosidad como usas tu pregunta, me haces sentir que sabes que de “algo” me río, pareces adivinarme y quieres que te cuente. ¿te cuento?
De un largo recorrido vengo aplanando la banqueta, el brillo del sol en la banqueta me hace parpadear, gentes y delfines pasan de largo a mi lado, el sol quema, yo camino y escucho y veo el éter que nos contiene a todos y, todos como si nada nos damos tiempo de bostezar, cierro los ojos y ahí estas tu y te recorro lento la parte lateral de los ojos, ahí estás, con tu mirada perdida, con tu semblante in explorable, in adivinable me miras y me reconoces como el que se da cuenta de la piedra en su zapato y se establece la conexión, senda transferencia de neuronas y electrones atravesando el espacio a vertiginosa velocidad, todos los tiempos invitados a la fiesta de nuestras miradas encontradas, tendidas en la carretera viendo las estrellas, con la seguridad que no pasarán autos hasta que acaben de contar las estrellas. Luego, distraído volteo a ver al mundo, todos con sus caras escondidas tras el gabán, todos abstraídos en el teatro, todos creyéndose la mascarada, tomándose un trago y comiendo mentiras, tirados boca arriba, forcejeando por quitarse la mascara: las máscaras son inamovibles ¿por qué? Recuerdas aquello de: “la máscara del viejo es la historia de unas facciones sin forma, que surgieron un día extraídas de una mirada absorta, por virtud de esa mirada las facciones se hicieron rostro y, más tarde mascara, significación, historia”.
Mira el mundo. Cada cual va formando su rostro, cada cual escoge su máscara, yo ando seguramente buscando la mía cuando exploro tu sonrisa contenida, y me mece tu mirada que describe la mía imaginando a Isis y resucitándola y recordando algo que me haces pensar cada que te vuelvo a ver “agradezco a la muerte que no me ha tocado y que a ti no te ha visto” y se me escapa otra “incomprensible” risita pero, ¿no es esto una alegría? Verte de repente nomás, justo cuando el mundo cae en pedazos de edificios dinamitados, justo ahí aparece mi devoción y como haciendo caso a las veladoras apareces de nuevo, redentora de caprichos, “conozco a una mujer cuyo sexo es un motor...me preocupa saber que recorre el boulevard recogiendo perros de quinta y machos” ¿alguna vez has pensado cuán dulce eres cuando eres liviana de movimientos? Deberías. es la escena mas sensacional que se te pueda ocurrir, con suficiente ligereza tomas tus manos y tus ojos y los pones a trabajar y andas como incienso prendido perfumando el lugar donde despides el humo que sale de tu boca y tomas flechas y carbones hirviendo y haces Edenes y Apocalipsis y yo me quedo viendo y no lo creo, parpadeo y sonrío...no nos hemos ido.
Me gusta que me dejes atravesar tu mirada con la mía, me gusta el tiempo que usas para rayarme la piel y el alma y los zapatos y los besitos de jerez...mañana te lo pagaré.
Capricho insomne. 1:25 a.m.
***
Ironía
¡Que difícil juego! Tú ahí semidesnuda describiéndome en pedazos tu vida solitaria, a veces a cuenta gotas otras a cucharadas que me caen como cubetazos de agua fría, y yo aquí, recordando los celos que algún día hicieron presa de mi, me río y te solapo, soportando tus querencias anteriores, tus anclas favoritas, con los brazos cruzados, esperando las palabras que salen de tu boca herida, palabras que vendrán a herirme a medias para después sanarme y con risueños contactos lamerme las heridas, pues te escuchare mientras haya silencio en el mundo y mis oídos así lo pidan, tal ha sido mi promesa, me pongo indeciso pero ¿qué mas dá? Si te he escupido en la cara lo que he masticado en mi vida que pasa frente a ti como un tren que te deja aturdida, si te he dicho que te admiro cuando quizá, sordamente te quiero, cuando quedamente me pierdo en ti sin avisarle a nadie, ni siquiera a mi mismo me advierto de estar semiperdido en un bosque del que conozco solo lo necesario para respirarte, pues no advierto que te querré sin lugar a dudas pues a fin de cuentas no hace falta gran cosa, solo pararte enfrente de mi con los ojos bien abiertos, para temerte, luego cerrarlos para quererte…
***
Jardín Perfumado
¿Me habias visto con las botas tan llenas de lodo?
Yo ni me acordaba de ti. De frente eres tan claro que pense que eras el que canta en la esquina, el del rincón del cuarto atado a una guitarra donde no me quise guardar. Tengo la sensación que estoy invitado, que vas a meter la mano por la ventana para abrir la puerta, agarrarme el hombro para que yo, sorprendido, temeroso y enloquecido salte como grillo y me agarre de las paredes.
De ese jardín me traje un recuerdo y deje tres secretos tirados. La vista fue tan corta que ya no pude correr.
Vine por ese camino, escondido detrás de los ojos que a veces hacen que el humo corra despacio. Que hicieron que el humo pareciera gatos encerrados en una almohada, de una sabana que tendiste cuando todavía no querías recostare, corriste a esconderte y no te encontré o no me quisiste esperar.
Dejaste un papel debajo de la puerta, una invitación: la muerte es la fiesta a la que todos estamos invitados, en la que todos somos bienvenidos, la mas importante, constantemente nos estamos maquillando, perfumándonos para llegar puntuales a la fiesta, nadie llegara tarde, todos al fin seremos puntuales. Abierta queda la invitación, a tocarme el pelo....a llevarme otra vez.
***
Manchitas
Esta es la historia de los zapatos debajo del pantalón que se sentían observados por un par de ojos huraños, desvelados y melancólicos, tal era la imaginación y en efecto, el espectro era el de una pareja de celebridades: un pantalón y unos zapatos llenos de manchas casi imperceptibles por su olor, pero llamativas, incitantes, tímidas a las miradas de terror y amor y desamor y sombras y de luz, así era aquel sentir provocado por esa terebrante mirada y vaya si la mirada aquella ponía atención a semejantes ilustraciones. Eran un juego entero de manchas que por si solas, una por una tenían algo que decir: y empezó la mas blanquecina y decía: yo estuve mucho tiempo en el aire, luego me convertí en cloro, hube de besar la tibia lana y heme aquí que me quede pálida. No y decían: nosotras vimos el mundo desde esponjosos labios, de repente todo empezó a temblar, el mundo vino abajo y encima de nosotras y en una sacudida salimos volando por los aires y venimos a dar a la altura de las rodillas esperando el bus de vuelta...estaba absorto, ¡que historietas aquellas!! ¡las manchas hablaban!! O al menos estas dos se las veía mas animadas que aquella taciturna que tiene clavados los ojos al suelo. Irresistible le pregunto: tu no tienes nada que decir? Quedóse meditabunda unos tres mil mili segundos luego dijo: yo trato de recordar, yo veo mi cuarto y los vuelvo a ver como si esperara que de lo que recuerdo nacieran las cosas que olvide y no entiendo como se acomodan solas las cosas, ya ves, no se cómo llegue aquí, ayer descansaba en hamacas caída la tarde y, de repente todo cambió, con una taza de café en la mano comencé a fluir a través del tiempo; a lo lejos y cada vez más lejos, se escuchaban palabras y palabras que versaban sobre el común acuerdo para ordenar las cosas en su lugar, esto es: por lógica Aristotélica, instintivamente volteé al lugar de donde venían aquellas voces y alcancé a distinguir flechas hacia todas direcciones, sentí una persecución policíaca, no importaba, dejaba el mundo y tomaba el control, ahora montaba escenas con cualquier cantidad de personajes: el mago solitario, el hada escondida, la ecuación hiperactiva, palabras enamoradas que reciben flores de románticos recuerdos, en fin, el mundo entero viajando en su carretera que bifurcaba la mar de veces y se juntaba una y otra vez; en cada esquina conocí un tipo nuevo, estaba ensoñada, era el vértigo aquello, la rueda de la fortuna, el mareo de lo inevitable. Las voces seguían. Algo en ellas era cambiante, algo las iba asfixiando, cada vez se oían más apresuradas, más sinceras, más cínicas, semienamoradas, tristes, moribundas, calladas, solapadas... una luz, mas palabras! Algo! Alguien que me diga que esta pasando, tropiezo con un frasco que dice “TOMAME” lo tomo y busco el que falta porque ¿falta no? El otro frasco que aguardaba tenía también una etiqueta y decía: “NO TE TOMES EL QUE DICE TOMAME” no pongas su mirada en ti, al son de estas palabras me olvidé de las palabras y de la carretera y del mago solitario, miré la etiqueta del tercer frasco que decía: “MIRA HACIA DENTRO, NO HACIA ARRIBA” no!! mi psique de cabeza consumada en el fuego inverso, voltee hacia arriba y heme aquí con la cabeza embebecida en un licuado de ideas, palabras y visiones mareadas tocándome a la puerta, en esto pensaba cuando regresaste, estaba dubitativa en abrir la puerta, a medianoche las gentes como tu se vuelven inadivinables pero, si no eres tú, quien podría ser en la madrugada?
Mancha exhausta de hablar goteaba sudor con el rostro, empapada en lágrimas con la cara entre las manos, de pronto secó su rostro y volvió una diabólica mirada hacia mi y me dijo: y a todo esto, ¿en que piensas tu? tropecé con ella y dije la respuesta por excelencia: en nada.
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Motelucho
Me tiembla el corazón mientras leo a Spiegel y a las mujeres puras en un mundo donde la tentación tiene vacaciones permanentes…recuerdo hace algunas horas supe la vez que fui al verde que dos personas se inventan su realidad inmediata que resulta paralela a placebos similares tejidos a distancias extrañas y luego aparezco aquí detrás de esta piedrita esperando hacerme uno con la arena son mis pies de bajamar y escribiré mientras lleguen los otros e inventen lo suyo…mis palabras van solas, retumban como relámpagos en el desierto, ¿mis pensamientos? Nadie sabe de ellos, son huéspedes lacónicos en un hotel de paso donde puede pasar cualquier cosa menos la inacción, todo en una noche: dormir y fumar o respirar y poner atentos los oídos…
Entre los pies de humo mutan nubes insensatas y aleatorias que se quedan mirando la gente que no sabe pisar ligero el aire, que no se atreven a quemar su plúmbea libertad que tienen custodiada a babor, se quedan mirando temerosos sin fin, temen a sus armas y a sus almas igualmente filosas y se dan la oportunidad almas subterráneas¡ para que esperar contemplando la llegada se almas gemelas ficticias e inventadas con alevosía, ¿para que esperamos a que el semáforo cambie de rojo a verde? ¿Quién me enseño esto? ¿A quien le interesa cortarme los pasos cada vez que me incita el instinto? Por eso me incrusto en mis ojos, donde el mar y el cielo se juntan en un beso instantáneo, donde las sombras bailan detrás de los espejos, donde los ángeles sacan su voltaje a flor de piel recargados recargan demonios modorros que yacen escondidos en sus recuerdos filosos de sus recuerdos.
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Romance
El romance empezaba con el vals en la puerta.
Ella con su cara delicada, el con sus manos deseosas
Se dicen que dos cuerpos vistos de frente
Se saben todo y de espaldas no saben nada.
Ella tenia un recuerdo de el largo viaje del que regresaba
El la esperaba sentado en una silla sin respaldo con las manos abiertas
Y atravesaba puentes para besarse.
Desnudos sabrían que no les hacia falta
Las mascaras hablan y bailan al unísono
Escondiendo sus ojos muertos
Falsas de calidez
Espejismos sin calma.
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Suspiro en 3 actos
Parte I
Una zapatilla en cada mano
Antes de entrar
Pones tu mirar sobre mi andar
Pones tu sonrisa a remojar
Tienes mi frente sudorosa
Cruzas una pierna
Yo me empiezo a extrañar
Yo quiero cantar
Si quieres escuchar
Hincarme rezar
Si quieres encuentras
Solo tienes que buscar
Oscuro y falaz tartamudeo
Me has delatado ya
Musica es tu boca
Me quieres besar
Yo quiero escuchar
En tu pecho el mar
Que no tiene sal
Mientras tú me tocas
No sé respira
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Israel ("El Super")
Cd. Valles, S.L.P.
sinelouthere@hotmail.com